Poema de Horacio García
El destino de las cosas
Parpadea la sangre en la estación
y yo suspendo la piel en cada grito.
Gotas de hombres
cuando el peor infierno es la sed.
Un vertebrado libro
firmado con sangre de tinta.
Porfía cada piedra en su silencio
y el sol
es una roca de metal.
No obstante vos,
insistís con tus manos
para arroparme.
Las cosas más cercanas no tienen nombre.
© Horacio García
2 comentarios:
" insistín con tus manos para arroparme" ¡ cuánta ternura cabe en este verso! el poema es bellísimo. susana zazzetti.
nueva lectura de tu poema y quise decir "insistís". perdón. felicitaciones. susana zazzetti.
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