11/5/12

Prosa de Sonia Quevedo


TRAS LA REFRIEGA

Solo un destello color de fuego, luego… dolor, desesperación, silencio.

Soledad, impotencia; un grito desesperado rompe el aire, reza ayuda.
Putrefacto el cuerpo se distiende, y ciego, justo al lado,
su compañero de escuadrón espira lento.
Entrando los refuerzos en medio de vapores fétidos, en improvisada camilla,
recuperan al hombre que entre la vida y la muerte lucha.

© Sonia Quevedo

2 comentarios:

Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

Algunas veces, ver el horror de tan cerca, impide discernir. Es más, se entra en la negación... esto no puede ocurrir. Querida Sonia, ojalá se multipliquen las voces para terminar con tanto dolor. Yo todavía creo en las utopías: que el amor a la poesía venza a la sinrazón de las guerras.

13 de mayo de 2012, 15:54  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Qué fuerte! El horror de la guerra, la lucha entre la vida y la muerte, tan cara a cara, ojalá un día el amor venza al odio. La paz se enarbole como bandera.
Maria Cristina FErvier

15 de mayo de 2012, 1:43  

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