Prosa de Ana Guillot
Pica la incertidumbre cuando la noche abunda. Algo del licor inicial. Golpean a mi noche y yo, anfitriona, los recibo. Ellos están aquí. No dejan de permanecer en el amplio vestíbulo, hacedores de tiempo, malgastan lo que les fue dado intentando llegar. Al centro de Ulises, a mi alcoba.
Devienen cada día, morosos y obsecuentes, con algún obsequio ligero. Pero comen y batallan con sus lenguas, con sus pormenores, mientras hilo.
No da abasto la casa para alimentar semejante tropel. Nadie se hace cargo de eso. Comen y beben como si acá fueran a terminar sus noches. Han venido cada día de cada uno de estos años, trece ya, esperando a que abra mi puerta. La íntima, la acotada. La alcoba que apetecen.
Yo hilo. Lazada que no renuncia a su hábil movimiento, tropel de mansedumbre en mi mano. Va y va la lazada, arriba y debajo de la tela, provocando un dibujo.
Lo que imagino se instala en esa tela, como una costumbre.
Hay olor a azahar. Es primavera. Y hay también una voz, dibujando en el fino cordón memorioso. Hay olor a azahar, a naranjas. A frutas que chorrean un licor sagaz.
© Ana Guillot
6 comentarios:
Muy bueno, Ana, "bien hilado", y lleno de imágenes que despiertan los sentidos. Un abrazo.
Muy bueno, Ana, "bien hilado", y lleno de imágenes que despiertan los sentidos. Un abrazo.
Excelente Ana! un placer
Ana, besos, y qué bueno,
s s (jí) son mis iniciales
a todos, muchas gracias. a ss (ji) mi reverencia y ademiración (ji)
Muy bueno Ana! La lazada, el movimiento, la mansedumbre y por sobre todo el olor a azahares y naranjos. Es un clima magnifico.Especial. Beso grande
imiaz
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