Poema de Sonia Rabinovich
No marcaba morder esa manzana,
el tiempo de conocer
ni el de los rituales de la magia.
Eran otros los tiempos
donde mi boca retenía tu hombro
entre los dientes, apenas,
hasta recibir el brillo de tus ojos.
No era elixir el fruto aquel
sino la ceremonia de saborear
las yemas de tus dedos una a una
hasta descubrir el sabor agridulce de algún hijo de árbol
que hubieras tomado antes.
No era la redonda ofrenda de serpiente,
la que me hizo saber tu nombre Adán.
Fue antes, cuando olfateaba tu cuerpo
y me embarcaba en tus aromas
cuando esparcías en mi piel los hilvanes de tu boca
y me dejabas navegar entre tus lágrimas
que ya sabía quién eras hombre mío.
Fue mucho antes de ocultar la desnudez
cuando intuía que los frutos que crecían desde mi pecho
eran para vos más sabrosos
que aquellos que te ofrendaban nuestros arbustos,
dos imanes más poderosos que las rojas frutillas
que se arrastraban a nuestros pies
o sabrosas lunas repletas de agua
que te esforzabas por alcanzar trepando palmas.
Yo amaba aquella canoa para dos
que se erguía desde tu vientre
apenas te rozaba con los labios
y un oleaje en tormenta invadía mi costa
de arena movediza
con cada ir y volver impetuoso de tu mar
hasta arquearme cintura buscando tu pecho con la piel
hasta enceguecer de luz sabiendo
que era esa la visión.
El centro mismo de donde habíamos partido.
No se trataba de morder esa manzana.
El fruto eramos vos y yo
y amarnos el saber
y cada encuentro el mordisco
desde donde derramábamos nuestro néctar
sobre el paraíso
© Sonia Rabinovich
7 comentarios:
Poema contundente y seductor de una de las voces más sensibles de nuestra letras. Bendiciones, Alfredo
Inimaginable forma de amar, y envidiable forma de decirlo.
Maravilloso poema.
Ignacio
Un hermoso poema tratado con mucha delicadeza, por temor a marchitarlo como al pétalo de una flor
maria elena tolosa
erotismo suave y acompasado en estos versos que seducen a leer.
saludos
Anahí duzevich Bezoz
Hermoso y mágico poema de Amor. Felicitaciones!
hermoso, me encantó... realmente se ve todas las imágenes ahí pintadas... se viven... se sienten en el alma
gracias por compartirlo
francisco
¡Què sensualidad suave y sabia, como fuera del tiempo,(tal vez era esa la intención)y una desnudez exultante y placentera, unida al resto de la naturaleza que también se desnuda en tu poema, donde cada parte del cuerpo tieme también el sabor de los frutos del árbol o se asemeja a una barca que navega sobre la rompiente , donde las arenas la acogen! Más allà del tiempo, más allà de las palabras Irene Marks
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