30/3/12

Poema de Paulina Juszko



LANCES EN LA CAPILLA DE LAS CANOSSIANAS

Ton souvenir en moi luit comme un ostensoir!
Charles Baudelaire, Les fleurs du mal

Mínima blancura / pureza máxima irradiando solar en medio de la penumbra
engarce de oro para tanto albor
y en medio del silencio un perfume de claveles / azucenas / nardos
(cuando todavía perfumaban
cuando aún baudelerianas las flores se evaporaban cual incensarios).

Y en medio de la soledad presencias misteriosas frecuentando la ausencia
identidades ambiguas
(porque no era la misma hostia de los recortes guardados en los bolsillos para jugar
a la comunión
o las “cercenaduras” que el sacristán le regalaría mucho más tarde a su Cristinica
era lo mismo y no
de pronto no: Él la habitaba).

Y en medio de los rezos fijaba la vista en la custodia
sin pestañear
seguramente vería su rostro
(porque ella era buena / tenía fe / podía compararse sin desmedro a cualquier santo)
¿por qué a mí no?
¿por qué a mí no?

Y en medio de la adoración un duelo sin cuartel
estábamos enfrentados en la penumbra / en la soledad y el silencio / entre rezos
musitados
mis ojos te atravesaban con dardos de súplica.

Y en medio del mareo / de la náusea nacían serpientes que se deslizaban sobre los
reclinatorios:
la Frustración de cabeza gacha y ojos llenos de lágrimas
el Resentimiento áspid agresivo de mirada llameante y corazón insatisfecho
la Envidia enroscada sobre sí misma y mostrando su lengua bífida
la Soberbia reptil de belleza incomparable
las cuatro serpientes capitales tomando posesión de su presa.


© Paulina Juszko

2 comentarios:

Blogger Isabel ha dicho...

En ese ambiente tan bien conocido por los que nos hemo9s pasadi horas en una capilla, desde muy chicas, horas que son un tiempo distinto de buenos deseos y de eternidad,ante la gloria del mayor tesoro que puede tener una templo, el ostensorio con un "sol"decís vos, más que la luna llena para intentar "llegar a ver su rostro". Estalla la vocación de ser santo que tiene todo hombre, pero pronto las flores del mal se llenan de seròemtes u son más fuertes. Has nombrado como pecados capitales, el resentimiento y la frustración, que precisamente tienen por hijos actos sin grandeza, mezquinos, tristes.

¿Qué puede ese jardín del paríso con sus perfumes y su sol radiante, el oro que lo corona, contra más de una serpiente? Esa es la lucha del hombre que se cree santo y no lo es tanto. Pero es la condición de la libertad que nos impusieron Dios y los existencialistas. Dicen que ho basta mirar la custodia, hay que comer el pan ya sea en pedacitos, que está entero siempre y da fuerzas para la lucha de vivir, de convertirnos como los personajes de Baudelaire, poeta favorito de mis 17 años, un compañero de la pena existencial. Te recomiendo, Paula, en Poemas sueltos, en Internetr, La ODA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE FEDERICO GARCÍA LKORCA "cANTABAN LAS MUJERES POR EL MURO CLAVADO/CUANDO TE VI PRESENTE SOBRE TU SACRAMENTO.
Paula, has logrado un extraño y difícil ambiente, obra de la sensibilidad y del arte.
Un abrazo
Isabel Llorca Bosco

30 de marzo de 2012, 21:05  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Pauliina:
En tu poema la idea de la culpabilidad, el ideal del misticismo, y las "serpientes" que luchan con lo anterior, es un cuadro logradísimo de los prejuicios entre los que se movió la sociedad por tantos siglos, con ese perfume narcótico y" baudelairiano" de las flores. Logradísimo Irene Marks

31 de marzo de 2012, 13:18  

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