Poema de Francisco José Malvárez

INMEDIATAMENTE

.. hoy huyó mi pluma
quizás cansada de los golpes del alma
ese no tener descanso:
escribir y escribir con el peso del mundo encima

.. huyó, fue a esconderse en donde nunca la encuentre
a escabullirse entre otros bártulos esperando que la olvide
la comprendo, no estaba preparada para los agites del alma
de la mía, digo

.. sólo fue hecha para escribir como se debe, como ella también debía
números, anotaciones urgentes, apuntes de cómo ser
o largas banalidades de una importante oficina
nunca para una bitácora de vida, para un aullido

menos para un grito
o un alarido donde los pulmones estallan
e hígado y riñones cimbran como los cascabeles de una víbora furiosa y enloquecida… nunca, nunca

.. la entiendo, apenas esbozó unos textos de mi serena alegría
y un par, quizás, donde se barnizaban con tenues pinceladas de tristeza
y el insinuar de una desesperación que en algo se enunciaba:
ese miedo secreto

miedo al ver la muerte acercarse, veladamente entre la sombras,
a las costillas de una amiga
y tratar de instalarse como una amable compañera
de una amistad indisoluble, la solución definitiva

.. apenas esbozó unos textos, decía
de haber escrito yo desgarrándome los tendones o arrancando de mis ojos
esas lágrimas densas que sangran por las pupilas
ella, si no se iba, se habría derretido entre mis dedos… imagino

(bien de esta sociedad no comprometida, huyó
no fue capaz de compartirme)

.. qué lo parió, lobos, poetas, amigos
si sigue así esta humanidad
hilando tan fino el orden de su cultura
que hasta las plumas hacen para escribir como debe ser, de hecho aburridas

tendremos que escribirnos con las uñas,
los huesos, las miradas, por pluma
y por tinta, nuestras lágrimas, sangre, vino
o el agua cristalina de algún río

.. estoy tranquilo
porque sé que pase lo que pase, hagan lo que hagan
no podrán acallar nuestros gritos, esos estridentes aullidos
ni detener la mano cuando escribimos

.. hoy mi pluma se lleno de ausencia
huyó, desapareció, se hizo nada
tan poco fue que ni vacío dejó
la reemplacé inmediatamente

© Francisco José Malvárez