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27/1/12

Poema de Adriana Maggio




Últimamente
la palabra se defiende
como gato panza arriba.
Se afila las uñas,
me tira manotazos,
me seduce la mano,
y se va.
La sigo a la terraza,
quizás entre la santa rita/ y el lazo de amor,
quizás al sol, que tanto le gusta.
O al atardecer,
cuando el fantasma del jazmín
hace sonar sus cadenas.
La sigo a la vereda,
bocinapuroperroqueladragolpedecemento,
se asusta / corre/ a refugiarse
en el libro que leo.
Loquita,
la acaricio, (¿la reescribo?)
tan ajena y tan mía.

© Adriana Maggio
Foto: Gustavo Tisocco

10 comentarios:

  1. milagros rodriguez27 de enero de 2012, 16:11

    Una ternura Adriana!!! y se de que hablás tengo un siamés puro seducción también

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  2. Es verdad, Adriana. La palabra muchas veces se nos escurre, como gata maliciosa sobre el tejado.

    Gracias

    Andrea

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  3. Poeta inefable QUE DELEITA con un lirismo escarbado de lo cotidiano. Una obra poética para seguir. PAOLANTONIO

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  4. ¡Que maravilla, Adriana, esa palabra que se siente tan ajena y tan propia!
    Aplausos, bises y besos
    María Rosa León

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  5. La palabra , a veces hace milagros.
    Y se marcha también, en aquellos que no hablan, porque no pueden hacerlo.
    La palabra es mágica.
    Aunque a veces, con ella también se mata.

    Bravo tu poema.Un canto a la ternura!!!

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  6. guauuuuuuu Adri;
    que buen poema
    esa palabra que hay que agarrarla de los pelos y guardarla hasta ponerla en la línea del poema
    hoy mañana pero no dejar que escape por que es nuestra

    desde graciela abrazo

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  7. Magnífico y delicioso texto que es algo así como una traviesa Poética.
    Me superencantó. Besos, querida Adriana.

    Jorge Luis Estrella

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  8. David Antonio Sorbille dijo...
    Un poema con cierta magia. Estupendo. Un abrazo

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  9. No sé porque no salió mi comentario.
    Debe ser que se escaparon las palabras.
    Ahora corro de un lado a otro buscándolas.
    Bravo aDri
    desde graciela abrazo

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  10. Qué delicioso poema Adriana, esas loquitas tan ajenas...que a veces nos representan.., beso grandote, María Chapp

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