Poema consigna de Diana Poblet

El techo

Nunca será lo mismo el adentro que el afuera
Son incomparables sus luces y sus sombras
Habitamos ésa casa, la nuestra, la única que nos sabe los gestos.
Ahí donde sentamos los sueños y la lágrima
ahí donde ocurren duendes y pájaros
con leños que atemporalmente arden
ahí donde rostros de vida sonríen desde sus muros,
y los espejos mienten los rostros amados.

La dirección postal del abedul, el limonero, la albahaca y el romero
ésa casa, no cualquiera,
ni la más perfecta,
ni la más espaciosa ni la solitaria;
la habitable,
la poblada de nosotros aunque a veces seamos pocos
siempre, regresarán las golondrinas y los hijos.
Alborotan,
quiebran estampidos de silencio
borronean partidas, reconstruyen lo posible.

Un hogar es algo más que una casa atrapada en una imagen.

Que nuestra casa no sea un panteón de ausencias
que traspiren vida sus poros de cemento y escuchemos su latido,
que luzca rayas de crayón y grite gol.

Que asolee,
ampare,
y los pájaros espanten los fantasmas.

Que sea un lar.


© Diana Poblet
Pintura: Hardesty Gilmore Maratta