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9/11/11
Poema de Marta Ortiz
pensaba que el deterioro
en la piel encrespada de mi madre
era ajeno a mí
como si yo no fuese
una astilla de tal o cual madera
que también cruje
se ablanda y un día se pudre
como el tronco exhausto
del viejo paraíso
ha dado ramitos de flores violetas
parece mentira
una vez más
su estela fragante
© Marta Ortiz
Bien Marta!! hay mucha cosa tierna en ese poema y una flor que todos reconocemos.
ResponderEliminarLily Chavez
Que cierto y bello lo que escribes. Hermoso poema que describe el cómo nos damos cuenta de nuestro propio envejecimiento.
ResponderEliminarHermosísimo poema
Antonio Macera
Qué hermoso Marta!! es muy bello lo que proponés!!
ResponderEliminargracias, Lily, Antonio, Alejandra!!!
ResponderEliminareste poema salió por asociación, el viejo paraíso daba florcitas ¡todavía! perfumaba, y pensé que la vejez es eso, todo cruje pero a la vez exhala un perfume como el que describe Clarice lispector refiriéndose a las rosas silvestres, a medida que se marchitan huelen más y mejor. algo de eso hay y algo de eso quise reflejar. Abrazos
Después de habernos parido y criado y de todo lo que nos dieron,
ResponderEliminarlos viejos nos enseñan a envejecer,
que es la ciencia más difícil.
Bien percibido y mejor escrito, Marta. Rubén Vedovaldi
Marta: muy bueno tu poema y muy buenas las reflexiones..sobre todo la del amigo Rubén..los viejos nos enseñan a envejecer..qué Tema!!!! Un besote, María Chapp
ResponderEliminarEn este tiempo en el que empiezo a verme parecida a mi madre, tu poema me ha emocionado y ha puesto un toque de fresca esperanza con las flores del paraiso. Excelente, Marta, un abrazo
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