Poema de David Rosales
LA SAETA
Ven niña, ven y traspasa
con tu saeta mi manto,
serás cuchillo, yo llanto,
ramalazo que es mi casa,
tatúame con tus sellos
dame tu boca callada,
para cubrirme con ellos
fundirme y ser llamarada.
Tus manos hechas de cobre
tus hilos de filigrana,
sabor amargo y salobre
cobijan mi alma de grana,
podría abrir con mi sangre
la soledad de tus besos,
más solo quiero sentarme
y ver morir a mis sueños.
Tres lagrimitas soltaron
mis manos emocionadas,
un grito, tres lagrimitas
de mis manos se escaparon,
el dolor tras las encinas
deja caer sus estrellas,
me llueven miles de espinas
mi corazón cuelga de ellas
y este corazón herido
en sal se ha convertido,
ni mirto, ni hierbabuena
le nace solo una pena,
pena de saberme noche
y ser tan solo alborada,
alborada y no derroche
que arde bajo tu almohada.
Vencejo amargo mancilla,
espada el aire que baja,
la luna se resquebraja
destila su cuerpo arcilla.
Sobre mi pena veneno
se cubren mis pies de cieno,
el amor cruzo su daga
y mi corazón se apaga.
© David Rosales
1 comentarios:
Bellísimo. No puedo evitar la seducción que ejerce sobre mí el romance: su musicalidad, las imágenes que parecen surgidas tan grácilmente, con naturalidad. Felicitaciones.
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