
La ira
En el medio del dolor, cuando anhelaba la paz y el frágil equilibrio surgió de repente: la ira.
No ama demasiado al hombre, sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, pero no es la reina en el palacio de las corrientes de aire.
A ella solo le queda el grito desaforado. El exabrupto.
Como si entre tanto dolor propio y ajeno uno tuviera tiempo para escucharla.
© Eduardo Alberto Planas
fuerte Eduardo, buenísimo!
ResponderEliminarun breve con mayúscula que corta la respiración.
abrazos
claudia tejeda