2/8/11

Poema de carlos Alberto Roldán


Había otra música

Me parece que alguien me dijo que había otra música

Yo no estaba dispuesto
Nadie estaba dispuesto
Teníamos nuestros hábitos, las rutinas sabidas
El confort de no movernos demasiado
De cuanto sabíamos

Pero no sé cómo
No me acuerdo quién ni cuándo
Pero supe que había otra música

No quería escucharla
Para qué
Si me bastaba con la dulzona o la rítmica
Con la que cantaba al corazón borracho
De amor o de pena
De la luna que caía apuñalada en agosto

Y para qué otra música

Los coches aceleraban y era de noche
Te pedían los papeles y se llevaban a algunos
Vos siempre estabas en que también podías
Ser llevado con ellos

O bien ni ellos sabían la diferencia

Una música lejana al principio
Si estábamos ensordeciéndonos juntos
Más intensa cuando
Nos callábamos al oír los gritos
Los quejidos los desgarros y simulábamos
No estar aterrados
No estar atentos a ella

Nos envolvía esa música y era tan bella
Tan desoladora y nuestra tan debida
Y digna y necesaria
Que era imposible negar que se la oyera

Solos inmensamente solos
Y esa música atronadora
Que tanto negamos

© Carlos Alberto Roldán

9 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Cuando el texto poético habla del horror del pasado y aún llega a la autocrítica social lo hace con metáforas que, usadas en este caso por un poeta de primera a, la belleza se entremezcla con la indignación, la culpa y otros sentimientos subyacentes. Excelente, mi querido amigo. Bienvenido MPC 2.

Jorge Luis Estrella

2 de agosto de 2011, 13:43  
Blogger LIDIA CARRIZO ha dicho...

MUY BUENO EL POETA SIEMPRE SE ASOMA A LA VERDAD Y DEJA REPICANDO LAS MEMORIAS Y ESTE COMPROMISO QUE AÚN NOS DUELE
Y TENEMOS EN NUESTRA HISTORIA.
MUY BUENO!
LIDIACC.

2 de agosto de 2011, 14:15  
Blogger ©Claudia Isabel ha dicho...

Carlos, excelente tu poema; me sumo a las palabras de Jorge Luis

2 de agosto de 2011, 14:39  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hermoso y amargo a la vez, duele con su melodía del pasado. Aquella tan amarga que nos llenaba de miedo, aquella que nos dejó petrificados cuando nuestro vecino no apareció más, cuando tuvimos hasta miedo de preguntar qué había pasado, cuando fuimos mudos testigos aquella noche en que lo vinieron a buscar. Y hasta nos sentimos culpables, sin serlo. Culpables de tener miedo. Culpables de no hacer nada...
Un abrazo
Celina

2 de agosto de 2011, 14:50  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Qué buen poema Carlos! Coincido con las opiniones anteriores. Un abrazo.

Lily Chavez

2 de agosto de 2011, 21:12  
Anonymous Anónimo ha dicho...

"Vos siempre estabas en que también podías ser llevado con ellos
O bien ni ellos sabían la diferencia"

"No estar atentos a ella"

La memoria duele.

2 de agosto de 2011, 23:56  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¡Cómo no conmoverse con tu poema, Carlos!
Los que tenemos memoria y todavía acusamos el dolor de nuestros muertos no podemos dejar de aplaudir la fuerza de tu voz poética.
Felicitaciones y un gran abrazo
María Rosa León

3 de agosto de 2011, 2:51  
Anonymous Angel Rizzano ha dicho...

esa musica vive todavia,como un espejo

opaco,que todavia se mantiene oscu

ro,hubo una luz fugaz,pero siguen las

sombras;como si no nos quisieramos

mirar en ese espejo;los muertos abajo

de la alfombra.muchas gracias carlos

un fuerte abrazo angel

4 de agosto de 2011, 10:55  
Blogger Unknown ha dicho...

La música esa otra, que es parte de nuestras vidas, la música de la violencia no ajena, presente. Si, gracias y bravo.

6 de agosto de 2011, 13:13  

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