7/11/25

Poema de Rogelio Ramos Signes

 


Acerca de una foto al pie del Tunari 

 

La que sonríe sutilmente en la fotografía

frente a los portones

de la granja Patiño, en Pairumani,

es Marlén, de 14 años,

hija del señor Muriel

(desconocido por este cronista)

y de doña Etrudes Calatayud

(también en la foto)

48 años, desdentada ya,

de diestro y jocoso quichua.

A su lado, la señora Felisa

vecina del poblado de Vinto

de multisonoro aymara.

  (Se dice que la alcaldía de Vinto levanta una capilla

en honor a la Virgen de Urkupiña

con dinero del gobierno italiano.)

Y cerrando el grupo, Juan (el conductor del trufis

en el que viajamos esa tarde)

hombre de Quillacollo, silencioso aunque trilingüe.

 

El sol,

que en Amsterdam (dicen)

da su exacto color a las cosas,

o que en Lisboa elimina los tonos medios,

es un cuchillo de luz en Cochabamba,

un fantasma de vidrio

que ingresa en la cámara oscura

de tu máquina fotográfica,

un emisario del Inca

viajando en los destellos del tiempo.

Tierra aquí

tierra allá,

rota una y mil veces

el planeta en todas sus partículas.

 

Al fondo de la vista:

el pico del cerro Tunari

(5.000 metros sobre el nivel del mar)

telón exagerado, si se quiere

para fotografía tan modesta.

 

© Rogelio Ramos Signes

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