1/10/25

Poema de Eugenia Straccali

  


Pero no resulta tan fácil librarse del alma 

 

Mujer que corresponde, 

en la esfera antropológica, 

al principio pasivo de la naturaleza. 

Sirena, lamia o ser monstruoso  que encanta o divierte 

y alejada de la evolución

como madre, 

Magna Mater 

informe de las aguas 

y del inconsciente; 

doncella desconocida, 

¿amada?

símbolo de la libido lujuriosa

(impulsiva, afectiva, intelectual y amoral) 

 

Animal

mujer-cisne 

mujer de pie de cabra, 

como imagen del ánima 

¿es superior al hombre mismo por ser el reflejo 

de la parte superior 

y más pura de éste? 

Instintiva y sentimental, 

tentadora que arrastra hacia abajo,  coincidente con el signo

alquímico  del principio volátil, 

esto es, de todo  lo transitorio,

lo inconsistente, infiel y enmascarado. 

 

Estuvimos ahí desde la génesis 

de todas las cosas

la tierra se fermentó

y aparecieron membranas

una neblina ocupó el aire adentro la luz

alimentó la noche.

 

Nacimos como seres híbridos directamente del suelo.

Brotaron primero:

ojos sin cabeza

cabezas sin cuernos

luego plumas y escamas diseminadas entre el musgo

mujer arriba

pez abajo.

 

Las sirenas no hablamos

cabalgamos en la superficie del mar somos yeguas 

ensimismadas         con el horizonte 

y la frontera imposible

(no te asustes, ya me alejé del todo 

como me pediste)

 

 es tan difícil exiliarse de vos       tan difícil

 

ahora habitamos lo intemporal de los muertos

lanzados a vivir lo cotidiano, las herrumbres de sus cadenas.

nuestro amor tiene que atravesar la caída

para no quedar inerte.

 

No te escondas en el fondo del navío

ni te alarmes por lo que pueda sucederte claro que no hay garantías

es pathós primitivo

fuerza abisal:

sirena-caballo.

 

En la “noche de los tiempos”  mujeres que caen

caídas

en caída

porque lo femenino 

es singular.

El amor 

es suplencia a ese otro goce 

que ella puede evocar 

se encuentra más allá del hombre, 

más allá del mar.

 

Goce femenino, de sirena blanca,

se lee la frecuencia de su voz en el poema. 

 

Un hombre como Ulises

no pudo hablar de lo indecible 

de las mujeres acuáticas.

 

© Eugenia Straccali

Etiquetas:

1 comentarios:

Blogger Alfredo Lemon ha dicho...

Excelente Eugenia, gracias!

3 de octubre de 2025, 12:29  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio