Poema de Francisco Rapalo
ELLOS CONOCEN EL CAMINO
hacia Aqueronte.
Ninguna de nosotras
puede comprender
su dirección.
Han bebido
de esa agua negra
toda la vida.
En vano les tallé
en sus corazones
mi nombre.
Ahora son minerales
en el lecho del río.
A mi mejor hombre lo
vi llevarse
la mano al pecho
como si estuviera
aquietando a un infante,
una versión diminuta
de sí mismo
que siempre cobijó
dentro.
Lo vi morirse
regresando
al interior.
Ni siquiera en ese
último momento
en que una luz
plástica se posó
sobre su cuerpo anciano,
el corazón de mi
amante
latió para mí.
© Francisco Rapalo
Etiquetas: Francisco Rapalo
1 comentarios:
Dios mio. Mil gracias
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio