23/3/25

Texto de Hugo Francisco Rivella

 


Un Cristo sin edades vino a pisar la tierra, fue quizás, Téotl, Quetzalcoalt con sus plumas brillantes, Viracocha en el fuego del lago Titicaca, Bachué, la madre, con los pechos desnudos, Ñamandú en la Amazonia con el trueno y el río, los peces de colores subiendo por la luna hasta el pozo sagrado del muerto y sus oficios. Ngenechen  con el tiempo reciclando la lluvia.

 

¡Ay, Padre de los Tiempos!

 

La palabra es espina en mis ojos, el mundo, el amor que en la tierra va nombrando las cosas, el mar, la ciudad con su mugre, el asesino a sueldo,

el cóndor con la noche, la luz que se desploma cuando le hundo mis manos.

 

De barro la costilla que vive entre nosotros.

 

© Hugo Francisco Rivella

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4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Bellísimo como toda tu poesía querido Hugo . Qué hermoso rescatar las antiguas tradiciones y enhebrarlas con el presente
Leonor

23 de marzo de 2025, 16:16  
Anonymous Graciela Ballesteros ha dicho...

Hugo 💔 inmenso poema.

23 de marzo de 2025, 22:36  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Versos muy emotivos !!!

24 de marzo de 2025, 0:07  
Blogger Alfredo Lemon ha dicho...

"¡Ay, Padre de los tiempos!"
Evocación ancestral y universal.
Celebración y bendiciones!
Te abrazo grande

24 de marzo de 2025, 10:37  

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