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20/11/24

Poema de Marita Rodríguez-Cazaux

 


FINAL

 

Hay cortejos de amor en toda despedida. 

 

Llegará la noche por la calle más estrecha.

A destiempo,

he de beber mi vida

y, a mordiscos,

el doloroso metal de los exilios.

Tal vez,

oiga alguna lágrima respirada en voces amorosas

y me suba un dulzor hasta la boca

para otorgarme esa última sonrisa

—pálida y geométrica—

que a todos tranquilice.

Así, en ese instante del Apocalipsis,

cuando el cuerpo se abandona,

 sin que ellos lo sepan,

nosotros,

habremos de abrazarnos para siempre.

 

© Marita Rodríguez-Cazaux

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