Devoción
Ave María,
concebida sin mancha,
la ciénaga no es reparo.
Helechos y carne
sedimentan en el fondo,
una novena
debajo de las uñas,
la demora
en la orilla.
Madre,
permite la multiplicación de los peces,
la evaporación de la sangre.
Haz de una vez tu milagro.
© Carolina Brieux Olivera
Mil gracias de ❤️, siempre, Gus querido. Lo valoro profundamente
ResponderEliminarBueno Carolina, bueno.
ResponderEliminarGracias Sole!
EliminarHermoso leerte y escucharte decir tus poemas, Caro. Abrazos Andrea Delfini
ResponderEliminarAndrea, muy agradecida!
EliminarPlegaria que roza lo inefable, bello bello bello Caro poeta !!!
ResponderEliminarMir querida, mil gracias por tus conceptos tan generosos y valorativos! Abrazo!
EliminarBravío Carolina, gracias!
ResponderEliminarY que sean los milagros!
Alfredo Lemon
Mil gracias Alfredo, siempre valorativo! Abrazo
EliminarSentida devoción, bello milagro. Abrazo, Carolina. Silvia Rodríguez Ares
ResponderEliminarSilvia, mil gracias por tu delicadeza, abrazo
EliminarGracias por tu hermosa poesía, Carito. El milagro está en tus manos.
ResponderEliminarAy qué hermoso! Mil gracias Jor, siempre.
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