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voy con un pájaro estrellado en mí
casi ingrávido
su pequeño cuerpo dado vuelta
sin alas para un cielo
antes comía de mi mano
una confusión de semillas muertas y vivas
un día me aturdió su trino
le di la espalda durante años
ignoré su pecho rojo como un corazón expuesto
su preferencia por una rama del tilo
su regocijo en los charcos que deja la lluvia
contra mi espalda se estrelló un petirrojo
delicada fue su caída en mí durante años
hasta sentir el roce de su espalda
sus finas patas en alto
sin apoyo en este mundo
acompañándome
© Dolores Etchecopar
El pájaro que vive y canta en tu poesía es frágil, está herido, sufre, pero la belleza de tus palabras lo sana y lo salva.
ResponderEliminarHermosa toda tu poesía, Dolores, gracias.
¡No dejemos morir ese pájaro, por favor! Pauli
ResponderEliminarMuy buen poema Dolores, que ese páharo siempre te acompañe.
ResponderEliminarAna Romano.