Casona
Un vestigio de
luz anuncia el
alba y da a la
artista
un entorno solemne.
Los cartilaginosos
dedos recorren el
teclado
sin tocarlo,
de
memoria.
Y aquellos cuadros
telas y maderas se
sobrecogen
con la melodía.
De los hirsutos rulos
caen niños ensangrentados.
Pequeñitos como
recién nacidos.
Entonces
entendí aquel
asunto raro de la
moquette
tan roja.
© Dardo Passadore
Inquietante poema, Dardo, felicitaciones!!
ResponderEliminar¡Excelente, Dardo!...
ResponderEliminarINMESO POEMA. TREMENDO DOLOR.
ResponderEliminarMuy fuerte tu poema Dardo.
ResponderEliminarAna Romano.
se vive la intensidad del poema.
ResponderEliminarAnahi Duzevich Bezoz
Dardo, es fuerte tu poesía!!! Cristina Noguera
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