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17/9/25

Poema de Luis Benítez

  


marshmallow

 

otros se deprimen y lloran escupiendo los espejos

o alimentan su veneno sosegadamente

dándole de comer como a un perrito sobre la falda

sus uñas y sus dedos

poniéndole en la boca cada día suyo que aún recuerdan

yo me enojo

soy el que se pone furioso y cree que fuera de nosotros

las cosas no valen

ni esta botella de vodka que está todavía sobre la mesa

hice de mí lo que sabía que era posible

y lo demás me importó siempre tanto

como a cualquiera de la calle

la noción de lo infinito y el sentido del cosmos

cada estúpida palabra en mayúsculas

que el afán de ignorar se lleva tumultuoso a la gran alcantarilla

 

ése es el pensamiento de la genuina humanidad:

algo que invocamos para que aparezca nadie diciendo nada

entre esa multitud que trota por la calle desierta

y nadie clamando tener un nombre

pisó jamás sobre la tierra porque nadie hubo jamás

y nadie habrá: ese sentido siempre será algo extranjero

 

y yo me pongo furioso y escupo sobre el lado bueno de la vida

porque me parece tan despreciable

como el otro donde pesan tanto las quejas

como el desconsuelo de ver entrar y salir

de cada puerta siempre a los buenos para nada

a los que hay que respetar

porque simplemente han nacido y es bueno -predican ellos mismos-

ser respetuoso de los muertos y los vivos

cuando en verdad una nube de fuego uno quisiera

que barriera para siempre

a la gente y a todas las buenas y las malas intenciones

o que un enorme cometa al que bauticen marshmallow

(un meteorito caliente de 1 millón de grados

como un gran malvavisco escupido por el espacio exterior)

partiera en gajos esta podrida cosa

que gira azul sobre su órbita

y luego un gran silencio (el que estuvo siempre)

y el vacío donde ahora todos

ocupamos nuestros cuerpos y nuestras horas

se consagraran a olvidarnos como a un minuto de pesadillas

en el eterno sueño de ser sola y entera

nuevamente la materia

 

© Luis Benítez

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