BRINDIS A SECAS
Me desperté pensando en el reencuentro
en el abrazo postergado
en su sonrisa
y sus ojos profundos.
Llegué primero
elegí una mesa afuera
al reparo del viento, junto a unos ligustros
las dos sabemos cómo pesa
la soledad
el encierro
(se parecen a una noche infecunda
a un cielo sin estrellas
a silencios sostenidos).
Abrimos la carta, elegimos el menú
el almuerzo fue una excusa.
Hablamos tanto
de nuestras maravillas
claro
y brindamos.
Hubiera preferido hacerlo con vino.
Los poetas, con una copa
siempre dicen
la verdad.
© Graciela Ballesteros
Salute querida Grace! Por la bienaventuranza que nos da la poesía! Te abrazo grande!
ResponderEliminarAbrazo inmenso.
EliminarSalud!
ResponderEliminarsimplemente r maravilloso.wuwqnq zazzetti
ResponderEliminarAsi es. Salud,
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