Cáliz
Un manto oscuro
intuído en tu mente envuelve con su sombra
la escalera, los peldaños.
Algo suena.
La ráfaga.
Asoman unos dedos.
Algo cae de ellos.
Asoman unos ojos.
El rojo tiñe todo.
La pared aladrillada suelta sus arañas.
No hay rodillas ni credos para rezar.
Solo desvelo
y muñecas fragmentadas.
© Dardo Passadore

Muy bueno, Dardo!...
ResponderEliminarIntenso y justo. Bravo Dardo!
ResponderEliminarMuy bueno,Dardo.Abrazo.Patricia Graziadei
ResponderEliminarExcelente poema Dardo!!! Soy Mariana Miranda
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