Páginas

12/6/25

María Lanese comparte a Gonzalez Hesaynes/Peiseré/Melchiore

 

el precio justo


Lo que quiero es la fuerza

el garrote cayendo sobre el cráneo

el chirrido de los cercos eléctricos

en la piel del inmigrante ilegal

programas de concursos que rifen huerfanitos

simpáticos con los rasgos correctos

¡Denme toda la sangre del planeta!

Me aburro en este cuerpo

No sé adónde voy y me enloquece la idea de la sangre

Ruego por maremotos contra pequeñas islas

vivo a través de los corresponsales

pago buen dinero por las últimas imágenes de guerra

pago mejor dinero por los más indignos

crímenes sexuales entre eslavos

Les ofrezco por cierto el fervor del aplauso

¿Qué puedo hacer sino con estas manos

incapaces del golpe, del facón, del gatillo?


© Rita Gonzalez Hesaynes


Era hermoso ir a su casa, ver la parte de atrás de su

pieza,

esas cajas oír, conocer el lugar.


Ahora que ya no lo visito y nadie vive en esa,

imagino su pieza, quién la camina,

la veo con la luz apagada.


Peso un colchón, una bandeja,

peso las camperas con la luz apagada.


Sin estar adentro imagino,

la oigo y no sé

si en la vida real su música es mejor.


¿Habrá alguna música mía en su cabeza?



Una pieza es la que toqué,

otra es la que peso.


Otra es cuando explico qué me parece su pieza.

Ahí empieza la mía, casi pura aunque borrosa.


Cuanto más existe en mí

más grande es el horno.


¿Cómo supuse tan pronto

que iba a cocinarla en el recuerdo?



Cada vez que en un sueño lo veo

le insuflo un poco más de aire

y aunque esté agachado o en un trance asfixiante

se le abre un pulmón.

Una brasa trabaja.


© Paula Peiseré



-III-


sobresale su altura en los pajonales

dorada la cola del tigre

          

sus goznes oscuros las rayas

dice el proverbio         el tamaño

si es nimio lo que se ve se intuye

 

blande su cola sinuosa nuestro animal

su torso

demorado en la espesura

casi inhabitable de invisible

aguanta la misión de ocultarse

 

cómo tolerar lo que se vapulea

esa felpa hamacándose enhiesta

el ser desconocido que subyace

 

y nosotras erráticas               

sin estrategia

 

no hay que aterrarse hija

nuestra casa es una jungla igual de espesa

 

© Valeria Melchiore

2 comentarios:

  1. Muchas gracias María por traernos estos magníficas voces.
    Los párrafos justos en la fortaleza de "el precio justo" de González Hesaynes.... "¡Denme toda la sangre del planeta!"...
    La límpida descripción de un derredor subjetivo en Peiseré.
    "Una pieza es la que toqué,/ otra es la que peso"..."Una brasa trabaja".
    Y por último, el siempre renovado placer de leer a Melchiorre...
    "Cuando Ahab decidió combatir a la ballena nadie le advirtió que sería la ballena y en su estómago cabían cazador y cazado..."
    Inmensa!

    Saludos desde Córdoba

    ResponderEliminar
  2. Son muy buenas poetas jóvenes. Gracias también por tu lectura.

    ResponderEliminar