Estoy sentada a la orilla del camino
hacia ninguna parte.
En la mitad de un ocaso
que reparte tempestades y bonanzas.
Inmóvil antes del último paso
lento
como una tortuga
sin apuro de llegar.
A mi alrededor
la luz gira en torno a los recuerdos.
Las sombras anuncian
macabras danzas en espera.
Yo solo respiro
y pienso.
Respiro.
Pienso.
© Griselda Rulfo
Hola Griselda magnífico poema, respirar la ardua y bella tarea. Te abrazo. Siempre te leo aquí, en mis poetas, Marta Comelli
ResponderEliminarTe acompaño poeta ..."respiro.pienso"....
ResponderEliminarUna honda reflexiôn. Pauli
ResponderEliminarPara pensar un buen rato, Griselda. No es necesario avanzar deprisa y menos frente a la ambigüedad del crepúsculo. Un abrazo.
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