Corren por las rutas hacia el mar
en arrogante efervescencia de metal,
el cobre azulado de sus lenguas
es un compás abierto en la boca.
Bajo el armazón de las nubes alzan dioses
tan secretos que estallan en la digna noche,
hablan de leyendas en la muerte del sol
y cae a chorros el zumo ácido del tiempo perdido,
la espina de la
palabra sigue clavada en el corazón.
Llegaron al mar en el fuego frio de la mañana
sin remordimientos ni dolor, inertes.
© Daniel Arias

"la espina de la palabra sigue clavada en el corazón"... Belleza! Gracias Daniel!
ResponderEliminarEL FUEGO FRÍO DE LA MAÑANA, me gustó. Cristina Noguera
ResponderEliminarbello y fuerte poema
ResponderEliminar"en el fuego frío de la mañana..."
ResponderEliminarEstremece!
Muchas gracias querido Gus te mando un abrazo enorme y otro para las y los compañeros poetas.
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