Hay en mí
un ancestral instinto de cacería.
Un ramalazo a la intemperie
de todas las murmuraciones.
Un insólito egoísmo
con relación a mi cintura.
Hay en mí
una complicidad
con mi arteria de loba
alimentada en la herida primera.
Una memoria de destierro
que justifica la soledad
hasta hacerla infinita.
© Marta Elena Guzmán
Bellísimo...en lo profundo la herida estalla. Un abrazote Marta
ResponderEliminarBonito texto !! si si si
ResponderEliminarHermoso, Martita. Beso
ResponderEliminarLos últimos tres versos justificarían un epígrafe. Gracias!
ResponderEliminarHermoso.La palabra hecha carne.El abecedario sangrando con la dulzura del verso en la boca de alguien que SABE DECIR sin nombrar 🌹
ResponderEliminarQué inmenso poema maestra. Las imágenes de cada verso hacen rodar algunas emociones y llegan al hueso. ♥️🦋
ResponderEliminarUn poema que duele. Bellísimo. Bea Belfiore
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