Era de sal y espuma
Ha guardado todas las sombras
bajo su cabellera de cobre en llamas.
Ha regateado la luz de cada estrella
para tender un nuevo cielo.
Aguamarina, el soplo de sus ojos,
descifra la escala de los grises
en el caudal del viento.
Una cruz de pájaros
marca su rumbo de pálida pisada.
Era de sal y espuma,
de olas despeinadas
donde los sueños transbordan
de quietud a tormenta,
de invierno a verano
como trompos de melancolía.
Ha acumulado todos los relámpagos
bajo el ruedo de su falda
Sin ajarlos.
Espera, inmutable,
el momento de nacer.
© Gabriela Delgado
Hola, Gabriela. Tu poema es de una belleza notable. Temblaba mi boca cada vez que acomodaba las palabras al ritmo poético de tu respiración. Brillante, con un final maravilloso. Mil veces bravo.
ResponderEliminarSaludos.
Darío Oliva
Maravilloso poema, Gabriela. Es de un gran vuelo poético. Te felicito sobre todo por el cierre más que estremecedor. Abrazo enorme.
ResponderEliminarDarío Oliva
Una cruz de pajaros! Guau.
ResponderEliminarSaludos.
Anahi Duzevich Bezoz
Como trompos de melancolía. Muy bello. Fabiana León
ResponderEliminarbello poema, me encantó.
ResponderEliminarGaby, amiga querida, hermoso poema, con un excelente ritmo y tu voz viniendo a mí en cada verso.
ResponderEliminarLily Chavez
Bello poema!
ResponderEliminarPatricia Alonso.