Cuando baje la marea
se podrá ver
de que está compuesta la resaca,
cómo distribuyó el oleaje
las piedras y conchillas
cuántos peces y moluscos
no fueron capaces de sobrevivir,
cuántas algas, débiles de raíz
se desprendieron en el primer tumulto.
Si queda algún residuo
de castillos o nombres o símbolos astrales,
si algún cadáver
de antiguas guerras llegó
finalmente, a destino;
si se hace visible, en la arena,
algún hueso
personal o indistinto.
© Alejandro Méndez Casariego
Muy bello poema.
ResponderEliminarBelleza profunda, rotunda
ResponderEliminarhabrá que leer esas señales que nos definen como un hueso personal o indistinto. Muy profundo. Gracias.
ResponderEliminarclaudia tejeda
Hermoso poema, Alejandro. Lo que permanece es la huella de la vida infinita y, a la vez, fugaz. Abrazo.
ResponderEliminarMe gusta !!
ResponderEliminarbravo!
ResponderEliminarMe dejo pensando si será la interpretación una forma del destino.
ResponderEliminarHermoso!!
ResponderEliminar