una legión de ángeles
sublevados
escaman sus alas en la noche rocosa
alguien entre los miles de nadie
posa sus manos
en la vanguardia de mi vida
y deja
en insólita espera
dos crisantemos aturdidos de ocres
sobre el único agujero de la cerradura
como diciendo:
«estoy aquí en largo gorjeo de soles
sin tu mirada morena
de café molido a llanto
sin tu suspiro de algas
en las piedritas chinas de la plaza…
estoy aquí
en espera… hasta que los crisantemos
deleguen su canto a los
insólitos picoteos de los pájaros
de la mañana»
amanece
escucho el zumbido en las bisagras.
© Ignacio Villanueva
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