DONDE VOLABAN LOS PÁJAROS
Un niño
(sea su nombre Iván o Zakhar)
desde el 24 de febrero de 2022
no juega.
La guerra le truncó la alegría,
la inocencia en gajos.
Y el cielo
(entonces azul,
ahora de humo y de cenizas)
no es
el que fulguraba purísimo
sobre su casa de Jersón.
Su plaza de amapolas
es un jardín de fuegos
y se oyen estallidos en calles evanescentes
por los barrios de Daryna y de Boryslav.
Con lágrimas en los ojos,
su anciano abuelo
dice:
Han fallado los hombres.
La guerra masacra los sueños,
la visión del futuro.
El niño acaricia sus manos temblorosas
y mira hacia el otro lado del ventanal.
Donde volaban los pájaros
hay dentelladas de fuego
y el olor de las milenramas
ha mutado en pólvora.
¿Hasta cuándo?
susurra el niño.
Y las manos del abuelo
aletean entre sus manos,
como palomas blancas.
© José Luis Frasinetti
La dureza de la guerra envuelta en belleza es más honda. Hermoso poema, José Luis. Abrazo, Silvia Rodríguez Ares
ResponderEliminarJosé Luis: Me encanta toda tu poesía.
ResponderEliminarAbrazo grande,
Alicia Márquez
Hermoso poema lleno de imágenes que duelen. Bea Belfiore
ResponderEliminar