INVIERNO DE 2017
en la calle un policía golpea a las obreras
que lloran en la puerta de una fábrica cerrada,
un hombre sin trabajo deambula en las esquinas,
un tipo apuñala a una mujer.
hay un desaparecido
más entre los desaparecidos
un gendarme le arrancó el corazón a dentelladas:
Santiago grita su nombre en las paredes.
hay otro anciano apilado en la sala común de un hospital,
un niño desnudo en un baldío,
Milagro en la
intemperie de una celda.
en la calle muere de frío un compañero.
una ronda de inútiles lo circunda
y el país se prende fuego.
una pérdida
constante, una herida que sangra.
una brutal crónica del desamparo.
ya nadie grita. nadie habla.
aquí adentro sólo una
voz pequeña:
la voz de mi madre, en el teléfono,
que intenta otra palabra,
quizás la última –pienso cuando calla-,
que me dice “te quiero”, ahora,
por tantas otras noches
en las que dolía aquella niña desvalida.
en la calle una hoguera devora la esperanza,
desaparece en la fila de un comedor comunitario.
aquí adentro, en esta
quietud que sostiene el techo,
la voz de mi madre hace temblar las cosas.
© Ana Gervasio
Ayy Anita! Al hueso de la angustia y la ternura a la vez. Gracias. Jime Cano
ResponderEliminarLa realidad es así. Tristeza enorme y palabras de ternura y de nuevo agobio, y de nuevo abrazo. Menos mal que, a veces, nos tenemos.
ResponderEliminarAbrazo grande.
Alicia Márquez
La realidad hecha poema, muchas gracias
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