Rasgar el envoltorio, capa por capa o siega de los aires,
dar con el excedente de la primera luz. Día tras día
la luz era un reflejo, la red que se arrojaba.
Y era la sombra con sus mejores brillos
y era el antecedente y era su consecuente,
la mortaja brillante, el momento profético.
La última de las voluntades suele conservar algo
de esa fosforescencia de la primera aurora:
se la distingue a veces porque llega más lejos
y enarbola más alto.
© Raquel Jaduszliwer
Luminoso poema Raquel. Felicitaciones por tu Premio Flor de Jara en España. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuchas gracias, Alfredo!!! Un abrazo.
EliminarInmenso poema. ♥️🦋 Me sumo a las felicitaciones de tu premio.
ResponderEliminarMuchas gracias, Graciela!!
EliminarMuy buen manejo de la plasticidad que provee nuestra lengua en este texto de Raquel! Hay una luminosidad evocada que sinceramente brilla en sus palabras. Luis Benítez
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura atenta, Luis!!
EliminarAh! ¡Qué bello!
ResponderEliminarVerónica M. Capellino Rando
Muchas gracias Verónica!!
EliminarQué genial la última estrofa... <3
ResponderEliminarMuchas gracias Valeria!!
EliminarHermosas imágenes!! Bello poema
ResponderEliminarMuchas gracias Liliana!!
EliminarUna belleza tu poema, querida Raquel. Gracias por compartirlo. Un abrazo!
ResponderEliminarElena Eyheremendy
Muchas gracias Elena, un abrazo!!
Eliminar(...) y era la sombra con sus mejores brillos (...) Hermoso poema, Raquel. Gracias, Gustavo. Abrazo grande, para ambos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura Mauricio. Abrazos
EliminarUn recorrido de imágenes excelentes, "Rasgar el envoltorio" es dar paso a la trama de este maravilloso poema. Bravo Raquel!!
ResponderEliminarGracias por tu lectura, Vilma!!
EliminarMuchas gracias siempre, Gustavo, y otra vez, gracias por cada uno de los comentarios. Raquel
ResponderEliminarQué final! Gracias, Raquel.
ResponderEliminarTránsito de la luz en el poema. Muy bello.
ResponderEliminarPoemazo! No esperaba menos de su autora
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