a mi jefa
nunca le vi la cara
aunque soñé con ella dos o tres veces
ella tampoco vio jamás la mía, pero le bastaba
que yo supiera de la camarita ahí arriba,
colgada
que todo lo vigila,
en un penitenciario blanco y negro
hasta que descubrí que no estaba
enchufada y me reí,
me reí en el trabajo
pensando en la pobreza
de su querido panóptico
© Patricio Foglia
Qué buen poema
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