UN BALDE EN EL PATIO
Bajo lluvia la señora sale
a dejar el balde
para lavarse el pelo mañana.
No sabe que esa liturgia
la hermana con Silvana Sanabria,
descendiente de las balsas
que surcaron el Paraná,
madre de doce hijos
y abuela de mí.
En el aguacero la señora
realiza un acto simple
y rápido como la eternidad
encerrada en un libro
donde una prostituta
cada vez que atiende a sus clientes
tapa con un paño la imagen
de la Virgen de la Caridad.
Vuelve, ropa mojada, pelo en cascada,
enhiestos los pezones por obra y gracia
de lenguas caídas del cielo.
En el patio el balde rojo
se queda con la boca abierta
mirando el firmamento.
© Diego E. Suárez
MUY BUENO.
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