ORACIÓN
mi madre me pidió que llevara flores a la tumba de mi padre.
le dije que sí pero pasé por el jardín y no las corté.
ya demasiado sangraba nuestra herida,
no quise lastimar la belleza que brotaba en el derrumbe.
dije que sí, llevo las flores. pero no.
en cambio llevaba la melancolía inmensa
de esa hora en que
los grillos comienzan a cantar.
llevaba, también, la
desesperación. la noche aterradora.
el camino era áspero pero las hojas de los árboles
brillaban.
en lugar de flores llevaba en mis manos una casa,
la resonancia de unas voces que ahora desconozco,
cuerpos rebosantes de amor. equilibristas azarosos.
la inocencia desmedida. paisajes que se deshacían como
frutas.
en lugar de flores,
el corazón de mi madre latía entre mis dedos.
miradas de pequeñas
criaturas asomaban en la hierba,
limpié la maleza que
cubría la tumba de mi padre.
dejé sobre ella las
flores que no eran.
un viento suave las encendió. los grillos cantaban.
[¿de qué color eran las flores que llevaste?
eran blancas, mamá. parecían de nácar y fulguraban]
© Ana Gervasio
Delicada belleza en tu palabra...
ResponderEliminarSiempre sutil, siempre grácil... Saludo desde Córdoba, Alfredo Lemon
Muy hermoso. Abrazo grande. Inés Legarreta.
ResponderEliminarHermoso poema.
ResponderEliminarNostalgia por lo perdido y delicadeza del homenaje de flores en el alma Ana !!!! Gloria Arcuschin
ResponderEliminarHermoso poema... lo que llevamos a una tumba... todo eso que nos habita, que va con nosotros...
ResponderEliminar¡Uy! Acá, en medio del alma me resonó tu poema...
ResponderEliminarTremendamente bello y profundo ! Puro lirismo !
ResponderEliminarSublime belleza Anita hermosa 🫀
ResponderEliminarHermoso y delicado
ResponderEliminarPrecioso poema...abrazo
ResponderEliminarUfff...tremendo! Termino de leer tu poema con el corazon en la mano
ResponderEliminarQué precioso poema Ana!
ResponderEliminarMaravillosas letras que klenaron mi alma. Describir el inmenso dolor con tanta dulzura es un arte. Analía Ortíz.
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