Mi progenitor masculino
no pudo nunca
aprender
a tener un vínculo,
nací
y listo.
Mi abuelo,
me cuidó en la niñez
y se durmió una madrugada
antes de mi cumple,
no pudo acompañarme más.
Mi hermana,
me enseñó a afeitarme
y a cebar los mejores mates
y un verano de hace dos años,
no pudo despertarse.
Siento que
aquel famoso Pedro
reencarnó en mi vida:
tres veces el amor paternal,
me fue negado.
© Víctor Taquía
Tremendo poema, te va cercando el dolor y la emoción de su decir !!!
ResponderEliminarNecesario tu poema…sobrevivimos a diario con otros cariños, otros cuidados que contrarrestan un poco aquellos dolores, horrores y vacíos tan primarios y tan profundos. Saludos.
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