Bitácora de Ventanas
Lunático enero
que
se trepó por las escaleras y abrió las ventanas que pensaba cerradas
Plenilunio de Castañeda, Artl, tango en los rincones y una copa de más para
encontrarme con Discépolín abrazando al general
Esta noche me emborracho, escuchando un
blues,
un viejo perro reniega de su suerte de
nómade
y
ciertas páginas de libros sacuden
protagónicos, mientras alguien
husmea en hojas amarillentas impregnadas de desarraigo y olor a aguardiente
La tristeza de los solos que se convidaron a reír,
y
vaciaron sus latas de cerveza en el
tacho de los reciclables...
Ceferino Namuncurá espera extrañado una
visita nocturna mientras damos vuelta en círculo cuál caballito de la noria,
haciendo trincheras que nos tapa las cabezas y hasta los oídos
A veces escuchar suele ser perjudicial y
sostener el silencio una excusa necesaria para no mirar
Y aun así nos salva,
Aun así la luna nos salva
Y la sangre convoca a regar las raíces y
esperar
Esperar que las semillas abran y nazca
algo sin avisar
© Mónica Glomba
Esa semilla que siempre brota. Así lo siento también. Gracias, hermosa tu poesía. Saludos.
ResponderEliminarVamos por esa semilla esperanzada Mónica! Salute por ese plenilunio, aquella música de borracheras! Y por la tristeza de los solos que se convidaron a reír! Gracias por tu poema celebrante. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarExcelente!!! Las semillas darán su fruto.Bravo!!! P.Graziadei (Chivilcoy)
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