taller que hicimos con sus
lecturas, había que inventarle
una
biografía)
Beatriz nació de la oscuridad.
Casi al nacer, el líquido amniótico que
la bañaba, se manchó de negro.
Nadaba en una panza marítima
con los ojos abiertos
alrededor de un cordón gordo y prepotente.
De golpe un día su propio meconio
se le pegoteó en la cara y el cordón
de su existencia latió despacio
envuelto en lo oscuro y pegajoso de la
mierda.
Afuera el mundo resignado
de su madre, le daba señales a
su cuerpo,
y la boca de Beatriz se llenaba
del agua viscosa de la pena.
A veces el destino es un segundo.
Tenían palabras escondidas
las vísceras dolidas de su origen,
que llegaron hasta ella por
la sangre,
y no había forma de esquivarlas.
Una poza intentó
tragarla hacia la noche.
Pero ella empujó el sacro como
un pez seco bajo el barro,
y salió por fin de ese cuerpo lastimado.
Ahí supo que esa mierda no era propia.
Tienen aire sus palabras
escupidas entre versos. Luz y sangre.
Pero todas llevan la mancha negra del
meconio.
© Mary Coller
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