Arrojar flores como bombas
como el hombrecito de Bansky
soltar globos rojos
y algunos color cielo
frente a la casa del odio
Danzar para conjurar la tristeza
poner en movimiento los cuerpos
la comunión de los espíritus para vencer al
miedo
la indiferencia
y la anomia que paraliza
La crueldad de hoy
es el anticipo de lo que vendrá
La incertidumbre del porvenir
destellos de un pasado que se pretende
repetir
Toda esta destrucción
quizás merezca otro camino
Entre las ruinas
debe estar
hay que buscarlo
caminar y caminar
No hay certezas
nadie sabe a dónde ni cómo
pero hay que intentarlo
Al borde del abismo
el destino juega su partida
La quietud no ayuda
a desarmar
la penumbra de los necios
la urdimbre de la locura
a ocultar las palabras disonantes
que ofenden sobre todo a los más
vulnerables
Practicar los dones del canto pero
colectivo, que más temprano
que tarde ha de alumbrar esta noche atroz
Mantener la vigilia
Siempre
Porque no se sabe cuándo ni dónde se irá
gestando
la voz poética que anunciará la aurora.
Pero ocurrirá.
Así será.
© Eduardo Alberto Planas
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