De los regresos
¿Sabes qué hago? Estoy limpiando
los restos de una muñeca rota que
me mira con cara de señora mayor:
me increpa, la muy astuta, la tan frágil,
hace una pirueta con los dedos
que terminan en un rojo vino tinto
y el espejo dice que la parte superior
de los labios tiene forma de corazón;
no late, algunos días besa, frentes
y espacios olvidados en naufragios
de otros tiempos, no sabemos
de qué hablar cuando no aprendimos
a decir mucho acerca del amor,
alguien le dicta a esta madrugada
un largo rezo mientras alguien más
busca, implora que amanezca.
© Carolina Zamudio
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