LA DICHA
Siempre hay alguien
que prefiere el fulgor consagrado del río,
el rito de invitar a la voz nacida de la
marea.
El agua es llama,
latidos que extienden la sed.
El río nunca logra alcanzar el silencio,
por eso su corazón no puede dormir.
No sabría cómo
cuándo cerrar los ojos.
Durante el día
el bullicio de sus orillas se apodera
de su soledad ahogada de presencias.
Se oculta la oscuridad
cuando la noche sosiega a las voces en
vilo.
La luna nos guía,
como una pastora a sus rebaños
hacia los posibles pastizales.
Vemos animales
que inventan las costumbres del mundo,
inician el movimiento,
transforman la dicha,
pulen el vidrio por donde el día se mira la
garganta.
Cuando la serpiente se arranca la piel,
el río abre los ojos, mira
como si fuera la primera vez,
demora su paso,
se hace invisible.
© Aníbal Costilla
ResponderEliminar"El río nunca logra alcanzar el silencio,
por eso su corazón no puede dormir".
Divino, gracias.
Aníbal Costilla es una de las voces más interesantes de las últimas generaciones, con un fluido decir donde los significantes y significados de sus versos se entrelazan para erigir un texto de robusta solidez, sin ripios ni concesiones al mero destellar por la comparación o la metáfora en sí; todo está sujeto a un transcurrir del poema muy bien establecido de antemano (así lo interpreto yo), aunque posee notorias cimas expresivas: el verso decimoctavo y el decimonoveno, por ejemplo: “Vemos animales / que inventan las costumbres del mundo, “ es un hallazgo deslumbrante. Luis Benítez
ResponderEliminarCoincido con el comentario de Luis Benítez. Sólida obra forjada y que sigue sumando. "El agua es llama, latidos que extienden la sed". Saludo desde Córdoba Alfredo Lemon
ResponderEliminarBelleza absoluta tu poema mi querido poeta! Gracias
ResponderEliminar¡¡Voy a esperarte, junto al rio del Poeta !!
ResponderEliminarMuchas gracias por sus lecturas y amables comentarios, queridos amigos. Un abrazo grande.
ResponderEliminarAníbal