CREDO
no creo en nada
salvo en el corazón de mi padre
que fue lo único de su cuerpo
capaz de convertirse en pájaro
y escapar de la tumba.
ya no creo en lo alguna vez creí
hay una herida abierta
por donde sangra la inocencia.
de vez en cuando cicatriza
hasta que la desgarra
un nuevo desconcierto.
no creo en nada.
salvo en una plaza que ruge la injusticia
en el abrazo de las compañeras y los
compañeros
en las niñas y los niños que cantan
victoria
no creo en nada más.
a veces mi credo es un rosario de gestos.
jamás tuve la devoción de mi madre
aunque ella me enseñó a rezar.
rezo lo que creo. en la ternura creo.
en la bondad. en las palabras que no mueren
en el fuego que arde en la rebelión de un
pueblo.
ya no creo en nada. o en casi nada
salvo en la memoria que crece en el amparo
en el coraje detrás de una trinchera.
en el paisaje que parece esfumarse de dolor
pero resiste en un soplo de aire puro.
creo en las manos de mi hermana
que siembran la semilla del jazmín
en una tierra estéril
que niega los frutos, los ahoga por siglos
hasta que un día el jazmín florece
prodigio que perfuma la casa,
la sombra del ausente,
el mundo.
© Ana Gervasio
Cree, sóllo queda creer en la poesía Anita de las cosas pequeñas que perviven!!!
ResponderEliminar