Ella también daba vueltas por la plaza
Ella también había perdido a todos sus
amores.
Ella también luchó por esa patria nueva
que se revolcaba en aguas oscuras,
tironeada por los de adentro y los de
afuera.
Ella luchó curando y luchó peleando.
Ella, después, se convirtió en olvido
solo rescatado románticamente por la
historia oficial
cuando nos recitaron la leyenda de las
niñas de Ayohuma.
Que no eran niñas, eran gigantas.
A ella también le dijeron loca, cuando, en
la plaza
contaba que había sido Capitana, mostraba
sus heridas,
y vendía pastelitos y empanadas para
malvivir.
Y eso tampoco se parecía a una graciosa
celebración escolar del veinticinco de mayo.
A ella, la patria le dio la espalda, no
una,
mil veces.
Además, no tenía ojos azules ni pelo rubio.
Era mujer. Y negra.
Ella tenía el valor de cien ejércitos.
Y el coraje de aguantar, desde su
nacimiento,
humillaciones y desprecios.
Tarde, tardísimo, fue reconocida
miserablemente
por esa burocracia feroz que duerme el
sueño de los injustos y que siempre mira
para otro lado.
Hoy, ella, María Remedios del Valle es
nuestra Madre de la Patria.
Y todavía, ¡todavía! hay que seguir
luchando.
Por ella. Por nosotras. Por la patria.
© Alicia Márquez
Muy buen poema Alicia.
ResponderEliminarTodavía todavía hay que seguir...
Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarGracias!
Gracias hondo poema un abrazo alba
ResponderEliminarMUY BUENO ALICIA !! ME ENCANTÓ !!
ResponderEliminarEmotivo homenaje a María Remedios del Valle. Y como siempre tu voz, tu mirada exclusiva y certera sobre una mujer olvidada por nosotros, los de esta patria. Gracias por reivindicarla, y gracias por expresarlo como solo vos lo hacés. Bravo!!
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ResponderEliminarGracias nuevamente a todos los que comentaron mi poema. Un enorme abrazo!