Caminabas
sobre la misma orilla de arenas blancas
donde un día te encontré.
El
sol iluminaba tu rostro bronce
y el
viento marino enredaba tus cabellos.
Eras
como un dios del olimpo.
Me
acerqué a vos.
Por
el gesto de satisfacción
te
alegró volver a verme.
Hubo un instante breve de duda,
y
nos abrazamos fuertemente.
Había pasado tiempo
desde aquel verano
que
ardimos bajo la luna clara
y en
la orilla sobre la arena
hicimos el amor.
Mis
ojos buscaron conectarse
con
los tuyos
y
comenzamos sin discreción a mirarnos,
las
manos,
el torso, las piernas, los labios
que
sedientos volvieron a beber de nuestras bocas
los besos,
sedientos des pues de transitar tiempo
Nada
había cambiado o si
es posible.
Para
nosotros fue
como
no habernos separados nunca.
© Laura Elena Bermúdez
Tesolin
"Eras como un dios del olimpo,"...bello!
ResponderEliminarHermoso!!
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