Hola, mamita
Y otra vez salís a la calle
y opinan acerca de tu cuerpo,
si reacionás en paz te lo aprueban,
si reacionás impulsivamente, lo denigran.
¡Qué fácil que es opinar
sobre un cuerpo asustado!
Asimismo, resulta muy comprensible
cuando se te cruza por la mente
ese cine bélico de mujeres
(que nunca nadie se animó a hacer),
donde vos la flasheas de que estás rabiosa,
temblando epilépticamente
detrás de una metralleta,
como si estuvieras combatiendo
en un batallón de mujeres rusas.
Pero elegís lo que te sale:
meter el miedo en un embudo angosto,
para que caiga en cuenta gotas
adentro de tu paciencia.
Allí, dentro tuyo, del otro lado de las
palabras,
esas que / un día / tal vez / se animen a
decirse.
Cuando regresás a casa,
el olor a macho es insoportable.
Te sacás la ropa, esa que
creyeron que te pusiste para ellos.
Te acercás al espejo y le preguntás algo
que solamente él sabe:
“Espejito, espejito, decime por favor:
¿En qué momento
se termina mi cuerpo?”
© Silvio Bilbao
Poema que dice con crudeza y al mismo tiempo de manera muy coloquial la realidad o parte de la realidad de algunas mujeres "En qué momento/se termina mi cuerpo?" Triste pregunta. Abrazo!
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