Del choque de lo quieto con lo raudo se
decidían
los itinerarios. Así debía sentirse el
paisaje interior:
cada animal, dormido. La piedra, casi
estática.
El crecimiento de la vegetación
una vez alcanzada la mayor desmesura
reposaba.
Así venían los días: la velocidad de la más
alta luz
era el mito fundante, pero en lo material,
lo que prevalecía era la detención. En lo
mental,
al margen, la imagen de un caballo,
su corazón de vida. Ese galope largo
contra un fondo de bruma
y en el mayor silencio.
© Raquel Jaduszliwer
Amé el poema. Gracias.
ResponderEliminarMargarita Ardengo
ResponderEliminarSi hay alguien que vive y describe los mundos etéreos con su poesía tan sensible es Raquel.
ResponderEliminar.."Ese galope largo/ contra un fondo de bruma/ y el mayor silencio.
ResponderEliminarChapeau poeta. ♥️🦋
Esa búsqueda del paisaje interior aparece en el silencio, gracias!
ResponderEliminarGran poema de Raquel
ResponderEliminarSaludos Gladys Cepeda
Bellísimas imágenes del mundo externo e interno. Graciela Barbero
ResponderEliminarbello poema!
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