VISTIENDO LA MESA
La casa del tiempo demasiado hermosa.
Yo exhausta. Convergen el pesar del día, el
hueco humoso vistiendo la mesa.
Ventisca silenciosa, el hambre, cumple su
condición.
Nosotros, lo sé, nuestra creación; estacas
plantadas.
Yo digo, demasiado sola.
© María Soledad
Gutierrez Eguía
Gracias Gus. Beso grande.
ResponderEliminarTremendo poemas. Me quedo un rato más. Gracias
ResponderEliminarGracias a vos por tu comentario, Andre Far Fer.
EliminarMaría Soledad, tremendo remate que implosiona todo el idilio del poema. Aunque cuando decís "demasiado hermosa" (la casa) ya anunciabas un malestar. Abrazo, Teresa
ResponderEliminarMi sentido agradecimiento Teresa. Beso.
EliminarUn poema bello y fuerte. El demasiado que dice tanto.
ResponderEliminarSusana, agradezco tu devolución.
EliminarCariños.
Bello y profundo en su expresión trágica , como suele ser la realidad! Bravo Sole querida
ResponderEliminar¡Gracias anónimo!
ResponderEliminarBueno bueno Soledad!
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