Soneto 47 (del cuaderno oscuro de Bernat)
No hay reconstrucción si antes no hubo un
cuerpo
Donde la sal, la piedra y el fermento
Hayan causado el esperado nacimiento
De sapos, culebras y de muertos
No soy yo quien se pudre sino el cuerpo
De la noche caída en un agujero
Lleno de barro, de oro y de amuletos
Que los vivos colocaron sobre el muerto
Sin embargo, son las manos que toman las
monedas
Con palabras, oraciones, tinta negra
Y la piel es hoy un pergamino
Que sugiere apenas un camino
Es la nada que rodea nuestra espalda,
Es un dios helado y sin palabras
© Lucas Margarit
Sin palabras poeta. Estremece mi cuerpo. Qué potente final. Creo que al menos mi dios también está helado y sin palabras. 💔🫂🇦🇷
ResponderEliminarInteresante planteo del poema desde esa voz oscura, que nombra muchos elementos mágicos. Un final contundente "la nada...un dios helado y sin palabras". Saludos, Lucas.
ResponderEliminarGracias por este soneto, Lucas. Abrazos litorales!
ResponderEliminarLo tangible e intangible, tal vez inasible. Muy bueno.
ResponderEliminarTan hermoso soneto. Gracias
ResponderEliminarTremendo final!
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