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12/4/24

Poema de Gabriel Francini

 


Después del viento frío

que muró el camino

de nuestros cuerpos,

después de las raíces enterradas

y los astros petrificados

y las miradas perdidas,

una brizna, una brisa, un pequeño

rayo de sol, augura sorpresivo

un mundo nuevo entre fragmentos

que son pedazos de espejo.

Ahora respiramos, hablamos

con los fantasmas más reales

y la esperanza es la mano

que nos ofrece la huida,

nos abre la carne del alba.

Y entonces nos preguntamos

la eterna pregunta que se oculta

en cada paso del día.

 

© Gabriel Francini

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